Puede una patente convertirte en un empresario de éxito?
 
Son muchas las noticias acerca de las dificultades que existen a  la hora de generar ingresos con un invento. Por supuesto, no todo son siempre malas noticias, así que hoy queremos compartir con vosotros cinco patentes que todos conocemos, y que convirtieron a sus creadores, en emprendedores millonarios.

 

Jay Jonson, responsable de una gasolinera en Portland

Cada mañana antes de ir a trabajar, Jay se encargaba de acercar a su hija al colegio. Todas las mañanas paraba en un restaurante de la zona para pedir un café para llevar, que aprovechaba para tomarse de camino al trabajo. Un día, le pusieron el café demasiado caliente, lo que instintivamente hizo que lo soltara y acabara derramándose el líquido por encima y quemándose los muslos.

A partir de entonces, se dio cuenta de que existía una carencia en el mercado, y decidió empezar a buscar una solución. Podría haberse conformado con poner otro vaso sobrepuesto, pero no fue así, y gracias a eso su invento vio la luz. Analizando elementos, descubrió que el cartón era el elemento más funcional y adaptable a cualquier vaso.

Así fué como nació Java Jacket

A los dos años de estar patentado, consiguió sacarlo al mercado. Después de presentárselo a Starbucks, y de haber estado durante ocho meses en negociaciones que finalmente se quedaron el nada, decidió iniciar su propio negocio con solo 10.000$. A día de hoy su empresa factura millones de dólares.

Las claves de su éxito? haber creado un producto sostenible realizado con materiales reciclados, muy económico, fácil de fabricar, y apto para branding.

 

Spencer Silver y Arthur Fry, los científicos mundialmente conocidos de 3M

La multinacional 3M es conocida por ser una empresa que apuesta por la innovación. Son cientas las patentes que tiene a su nombre, y que más tarde se han convertido en productos de éxito. Si nos preguntamos qué invento fue el que lanzó a la fama esta empresa, la respuesta es sin duda una: el post-it.

El Sr. Arthur Fry, uno de sus científicos, estaba detrás de conseguir una forma de marcar los libros con papeles, que no dañaran las superficies. Cansado de perder las anotaciones de los papeles que dejaba entre las hojas, finalmente encontró la solución. La creación del post-it no habría sido posible sin la aportación de Spencer Silver, otro científico que en la búsqueda de un adhesivo para aviones, acabó creando uno que pegaba ligeramente las superficies.

Pero, como conseguir que la empresa de la que eran simples trabajadores, apostara por su idea? fácil, demostrando su utilidad. Con ese objetivo, en 1978 decidieron crear juntos una primera tirada y repartirla gratuitamente por varias oficinas. Al ver el éxito y la acogida del producto, en 1979 la empresa 3M decidió apostar por la idea, fabricarla y distribuirla por 11 estados.

Las claves de su éxito? La inversión de tiempo y dinero en su propia idea. Se dieron cuenta de que para conseguir que alguien apostara por su invento, ellos tenían que ser los primeros en hacerlo. Eso, unido a una buena difusión, y a la creación de un producto que no sólo no pasa de moda, si no que tiene un alto engagement, fueron las claves.

 

La dulce historia del español Enric Bernat

No importa el lugar en el que te encuentres del mundo, este producto siempre estará a tu alcance. Eso sí, en cada país, con un nombre distinto.

El Barcelonés Enric Bernat, heredó de su familia el gusto por las chucherías, pero sobretodo, el espíritu emprendedor. La idea se le ocurrió viendo a unos niños tratando de comerse un caramelo en un parque. Definitivamente, estos dulces eran demasiado grandes para sus pequeñas bocas, por lo que acababan ensuciándose las manos o tirándolo al suelo. Le parecía increíble que a pesar de ser los más pequeños el principal público objetivo de estos dulces, ellos fueran los únicos que no pudieran degustarlos con comodidad.

“Tan fácil como ponerle un palo”, pensó. Y eso hizo. Nunca nos cansaremos de decir que no existe un invento pequeño.

En cuestión de meses ya se estaba fabricando en Asturias el primer caramelo con palito. Como el objetivo era que se viera como un producto de buena calidad, inicialmente se vendía un poco caro para la época (una peseta). Su nombre inicial fué GOL, debido a la forma de balón, pero no tubo mucho recorrido.

Las claves de su éxito? Valorar la importancia de tener una buena imagen de marca. Después de tener una buena idea y ver que los suyo no era la creación de marca, confió en una empresa especializada en branding y marketing para encargarse del relanzamiento de su producto. El resultado fue Chupa-chups, y en poco tiempo, pocos eran los que no habían escuchado la canción ¡Chupa un dulce caramelo, chupa, chupa, chupa chups!

Una vez reconocida la importancia de crear una buena imagen, decidió invertir todo el beneficio de las ventas en España para contratar a Salvador Dalí. El artista, fue el encargado de mejorar el logo que hoy en día sigue acompañando a la marca, y que en 1969 sirvió a la empresa para expandirse a nivel mundial.

 

Josephine, una mujer patosa que se convirtió en musa

Earle Dickson era un simple empleado encargado de la compra de algodón para la conocida empresa Johnson&Johnson. Su mujer Josephine, encargada de mantener el hogar, sufría a medida pequeños accidentes domésticos, sobretodo cocinando. Él, preocupado por su esposa, no tardó en darse cuenta de que los vendajes de la época eran aparatosos e incómodos. De esa forma, intentando facilitarle los movimientos, empezó a usar pequeños trozos de gasa unidos a tiras de esparadrapo. Cubriéndolos con tela de corpiño, acabó inventando un rollo que le permitiera a Josephine cortar solo el trozo que necesitara, para proteger exclusivamente la zona afectada en el momento de la cura.

Gracias a un colega, tiempo después su invento acabó llegando a los jefes. Éstos, se decidieron a crear los vendajes Band-Aids, unos vendajes largos que principalmente se destinaban a soldados, público objetivo principal de la empresa en aquel momento. El producto no tuvo mucho recorrido, pero Earle, lejos de tirar la toalla, decidió buscar un nuevo nicho de mercado. Fue así, como acabó regalando sus vendajes a grupos de Boy Scouts de todo el país. Logró tal impacto y necesidad entre los jóvenes, que empezaron a fabricar vendajes de distintos tamaños, y a Earle, acabaron ascendiéndole a Vicepresidente de la compañía.

Para cuando murió, la compañía ganaba 30 millones de dólares solo gracias a la venta de su invento, tiritas.

Las claves de su éxito? No siempre un producto va dirigido al público que creemos, fue su capacidad para la búsqueda de un nuevo nicho de mercado lo que consiguió que su invento se convirtiese en un producto de éxito.

 

Un invento español, inspirado en el ejército de Estados Unidos

Si preguntamos a cualquier entendido en la materia, sobre el inventor español más reconocido, es imposible que no nos nombren a Manuel Jalón. Es el creador y titular de dos patentes de éxito, uno de ellos, la jeringuilla desechable. El segundo, es del que hablaremos en este post.

En uno de sus viajes a las Américas, se percató de que los soldados americanos limpiaban el suelo con un palo, que tenía unido en un extremo una punta metálica y unas tiras de algodón enganchadas a esa punta metálica. Cada vez que limpiaban el angar, escurrían ese artilugio con unos rodillos. A su regreso a España, empezó a fabricar el primer aparato friega suelos inspirado en el ejército de los Estados Unidos. Después de varios años, y diversas modificaciones, es en 1974 cuando da con el cubo de la fregona que va por torsión y que conocemos hoy en día.

Las claves de su éxito? Su capacidad para mejorar un producto ya existente. Hasta ese momento, las personas se veían obligadas a fregar de rodillas o de otras formas rudimentarias (como era el caso del ejército). Y lo mismo hizo con la jeringuilla, mejorarla. Él es el claro ejemplo de que los modelos de utilidad, cuando son buenos, sí funcionan.

 

Esperamos que os haya gustado el post de hoy, y que os ayude a entender qué aspectos hay que tener en cuenta para lograr el éxito con vuestros inventos. Antiguamente el mercado era mucho más limitado, por lo que muchos inventores se veían prácticamente obligados a crear empresas propias para la explotación de sus patentes. Afortunadamente, hoy en día existen muchas empresas ya constituidas abiertas a la valoración de nuevos inventos creados por particulares. Empresas que son conocedoras de que puedes ser tú el que consiga desde su casa, mejorar un producto que ellos creían único; o el que consiga cubrir una carencia de la sociedad de una forma diferente a la conocida hasta el momento.
 

 
 

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