Francisco Pedro Bernat es un inventor que gracias a su pasión por la innovación y su interés en la cultura científica y técnica, tiene ya varias patentes a su nombre. Para él inventar no es sólo una posibilidad de negocio, si no también una afición a la que dedica gran parte de su tiempo libre desde que se jubiló. Desde entonces, ha retomado algunas de sus ideas olvidadas, que ha ido perfeccionando hasta el momento de su registro en la OEPM.
Su invento registrado más reciente es el motor a reacción sumergible (Electroreactor), pero también es titular de otras patentes.
¿Cuántos de tus inventos has registrado hasta el momento?
Cuatro registrados, pero actualmente solo quedan en vigor dos: El Calzo Publicitario y el Motor Eléctrico Sumergible.
¿Cómo nació la idea de crear un motor a reacción sumergible?
En las revistas de la época se mencionaba cómo los técnicos buscaban la forma de hacer funcionar un motor a reacción bajo el agua. Algún tiempo después yo ya había tirado la toalla, abandonando la búsqueda de alguna forma de dicho motor a reacción sumergible.
Más tarde, aunque ya hace algunos años de esto, mientras me preguntaba sobre la posibilidad de concebir algún tipo de válvula óptica que complementara la entonces incipiente tecnología de la fibra óptica, en un tiempo en el que todavía se podía escuchar música en un radio-casette de forma habitual, escuché una especie de detonación que provenía del interior del aparato e inmediatamente éste se apagó. Intrigado, abrí el radio-casette para investigar y de paso ver qué posibilidades habría de repararlo. Observé que todo el interior estaba manchado y salpicado con pequeños trozos de un material blanco, que después de un examen más detenido resultó ser para mi sorpresa de papel!
Buscando el origen de tal cantidad de pequeñísimos trozos de papel húmedo, encontré un pequeño recipiente suelto de aluminio hueco y machacado en el que apenas se podía leer una inscripción que indicaba una capacidad eléctrica en microfaradios – Inmediatamente la luz se hizo en mi cabeza. Se trataba de un condensador electrolítico del circuito de alimentación que seguramente había entrado en corto. La chispa había evaporado instantáneamente el electrolito del interior del condensador, y éste había explotado haciendo que el recipiente, o funda del condensador, saliera disparado estrellándolo contra la parte interna de la funda de la radio, por lo que se había aplastado parcialmente por su parte superior. Al mismo tiempo el dieléctrico de papel del condensador se había esparcido en mil diminutos pedacitos por el interior del aparato, también por efecto de la “instantánea expansión del vapor”. El papel de aluminio que constituían las placas del condensador resistió algo mejor la sacudida, aunque estas placas también fueron destrozadas.
La evidencia era sorprendente!…Un medio acuso y no combustible se había comportado como un combustible en presencia de una chispa eléctrica! … lo demás vino solo…
Aún hoy conservo el recipiente vacío y machacado del condensador como recuerdo de ese día.
¿Qué beneficios aporta frente a otros motores ya existentes?
Sencillez y versatilidad de instalación con respecto de los tradicionales motores de explosión, mayor velocidad de desplazamiento en el agua, posibilidad de utilizar un mismo motor dentro y fuera del agua y que son respetuosos con el medio ambiente al ser eléctricos.
¿Qué es lo que te gustaría conseguir con tu invento?
Por un lado no negaré el hecho de que, ver que una idea propia pueda revelarse útil y ser aceptada por la comunidad podría producirme satisfacción, de la misma forma que supongo que probablemente toda persona que tenga un gusto por la creatividad, sea cual sea la actividad en la que se enmarque, como es pintar, escribir, crear un negocio, inventar o cualquier otra actividad creativa, pueden percibir a sus creaciones ni más ni menos que como sus entrañables criaturas, pero por otro lado, mentiría si no reconozco que de paso también busco satisfacción económica en estos tiempos de jubilado.
¿Cuál dirías que es la mayor dificultad de los inventores en España?
No todos los inventores tenemos los mismos recursos económicos, y esto sin referirnos a las grandes corporaciones que no tienen prácticamente limites, pero lo cierto es que al parecer somos una gran mayoría de inventores individuales de escasos recursos a los que les asfixia una deficiente legalidad, una costosísima burocracia nacional e Internacional, una falsa imagen pública del inventor que lo “vulnerabiliza” frente a varios tipo de abusos, ya sean económico, humanos, sociales, laborales, etc… , la existencia de muy pocas, o de casi ninguna iniciativa pública real, efectiva y exenta de dificultades que tengan por prioridad la de proteger, socializar y fomentar una actividad que muy bien podría impulsarnos hacia otro siglo del futuro en muy poco tiempo. Estas y otras dificultades añadidas de tipos varios, terminan en su conjunto por “impedir” la afloración de muchas, por no decir de muchísimas, vocaciones inventivas.
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